26 mayo 2006

APRENDIENDO

(Jorge Luis Borges)

Después de un tiempo,
uno aprende la sutil diferencia entre
sostener una mano y encadenar un alma,
y uno aprende que el amor no significa acostarse,
y una compañía no significa seguridad,
y uno empieza a aprender...
Que los besos no son contratos
y los regalos no son promesas,
y uno empieza a aceptar sus derrotas
con la cabeza alta y los ojos abiertos,
y uno aprende a construir todos sus caminos en el hoy,
porque el terreno de mañana
es demasiado inseguro para planes...
y los futuros tienen una forma de caerse en la mitad.
Y después de un tiempo uno aprende que
si es demasiado, hasta el calor del Sol quema.
Así que uno planta su propio jardín
y decora su propia alma,
en lugar de esperar a que alguien le traiga flores.
Y uno aprende que
realmente puede aguantar,
que uno es realmente fuerte,
que uno realmente vale,
y uno aprende y aprende...
y con cada día uno aprende.
Con el tiempo aprendes que
estar con alguien porque te ofrece un buen futuro
significa que tarde o temprano
querrás volver a tu pasado.
Con el tiempo comprendes que
solo quien es capaz de amarte con tus defectos,
sin pretender cambiarte,
puede brindarte toda la felicidad que deseas.
Con el tiempo te das cuenta de que
si estás al lado de esa persona
sólo por acompañar tu soledad,
irremediablemente acabarás no deseando volver a verla.
Con el tiempo entiendes que
los verdaderos amigos son contados,
y el que no lucha por ellos
tarde o temprano se verá rodeado solo de amistades falsas.
Con el tiempo aprendes que
las palabras dichas en un momento de ira
pueden seguir lastimando a quien heriste,
durante toda la vida.
Con el tiempo aprendes que
disculpar cualquiera lo hace,
pero perdonar es solo de almas grandes.
Con el tiempo comprendes que
si has herido a un amigo duramente,
muy probablemente la amistad jamás volverá a ser igual.
Con el tiempo te das cuenta que
aunque seas feliz con tus amigos,
algún día llorarás por aquellos que dejaste ir.
Con el tiempo te das cuenta de que
cada experiencia vivida con cada persona
es irrepetible.
Con el tiempo te das cuenta de que
el que humilla o desprecia a un ser humano,
tarde o temprano sufrirá las mismas humillaciones o desprecios
multiplicados al cuadrado.
Con el tiempo comprendes que
apresurar las cosas o forzarlas a que pasen
ocasionará que al final no sean como esperabas.
Con el tiempo te das cuenta de que
en realidad lo mejor no era el futuro,
sino el momento que estabas viviendo justo en ese instante...
Pero desafortunadamente,
solo con el tiempo...

23 mayo 2006

La oración gestáltica de Fritz, según J. Bucay

Yo soy yo.
Tú eres tú.
Yo no estoy en este mundo
Para llenar todas tus expectativas
Y sé
Que tú no estás en este mundo
Para llenar todas las mías.
Porque yo soy yo
Y tú eres tú.
Y, cuando tú y yo nos encontramos
Es hermoso.
Y cuando, encontrándonos, no nos encontramos
No hay nada que hacer.

LA LLAVE DE LA FELICIDAD


Cuenta la leyenda que antes de que la humanidad existiera, se reunieron varios duendes para hacer una travesura.
Uno de ellos dijo:
- Pronto serán creados los humanos. No es justo que tengan tantas virtudes y tantas posibilidades. Deberíamos hacer algo para que les sea más difícil seguir adelante.
Llenémoslos de vicios y de defectos; eso los destruirá.
El más anciano de los duendes dijo:
- Está previsto que tengan defectos y dobleces, pero eso sólo servirá para hacerlos más completos. Creo que debemos privarlos de algo que, aunque sea pequeño, les haga vivir cada día un desafío.
- ¡Qué divertido! —dijeron todos.
Un joven y astuto duende, desde un rincón, comentó:
- Deberíamos quitarles algo que sea importante... ¿pero qué?
Después de mucho pensar, el viejo duende exclamó:
- ¡Ya sé! Vamos a quitarles la llave de la felicidad.
- ¡Maravilloso... fantástico... excelente idea! —gritaron los duendes mientras bailaban alrededor de un caldero.
El viejo duende siguió:
- El problema va a ser dónde esconderla para que no puedan encontrarla.
El primero de ellos volvió a tomar la palabra:
- Vamos a esconderla en la cima del monte más alto del mundo.
A lo que inmediatamente otro miembro repuso:
- No, recuerda que tienen fuerza y son tenaces; fácilmente, alguna vez, alguien puede subir y encontrarla, y si la encuentra uno, ya todos podrán escalarlo y el desafío terminará.
Un tercer duende propuso:
- Entonces vamos a esconderla en el fondo del mar.
Un cuarto todavía tomó la palabra y contestó:
- No, recuerda que tienen curiosidad; en determinado momento algunos construirán un aparato para poder bajar y entonces la encontrarán fácilmente.
El tercero dijo:
- Escondámosla en un planeta lejano a la Tierra.
A lo cual los otros dijeron:
- No, recuerda su inteligencia, un día alguno van a construir una nave en la que puedan viajar a otros planetas y la van a descubrir.

Un duende viejo, que había permanecido en silencio escuchando atentamente cada una de las propuestas de los demás, se puso de pie en el centro y dijo:
- Creo saber dónde ponerla para que realmente no la descubran. Debemos esconderla donde nunca la buscarían.
Todos se giraron asombrados y preguntaron al unísono:
- ¿Dónde?
El duende respondió:
- La esconderemos dentro de ellos mismos... muy cerca del corazón...
Las risas y los aplausos se multiplicaron. Todos los duendes gritan:
- ¡Ja... Ja... Ja...! Estarán tan ocupados buscándola fuera, desesperados, sin saber que la llevan consigo todo el tiempo.
El joven escéptico acotó:
- Los hombres tienen el deseo de ser felices, tarde o temprano alguien será suficientemente sabio para descubrir dónde está llave y se lo dirá a todos.
- Quizá suceda así —dijo el más anciano de los duendes—, pero los hombres también poseen una innata desconfianza acerca de las cosas simples. Si ese hombre llegara a existir y revelara que el secreto está escondido en el interior de cada uno, nadie le creerá.

Encontrar el sentido de tu vida es descubrir la llave de la felicidad.
La respuesta a la pregunta sobre el sentido de tu vida está dentro de ti mismo.
Y vas a tener que encontrar tu propia respuesta.
Definir el sentido no debe ser un tema sacralizado en un intento de magnificar la decisión y el compromiso que implica, pero tampoco debe ser dejado de lado como si fuera un hecho poco importante.
Una decisión de este tipo determina y re-significa mis acciones posteriores, así como actualiza en gran medida mi escala de valores.
Si yo decido que una determinada búsqueda, por ejemplo, le da sentido a mi vida, nada podría evitar que dedique la mayor parte de mi tiempo a esa tarea.
Nadie podría impedir que esa búsqueda se vuelva más importante que cualquier otra cosa, sobre todo más importante que cualquier otro objetivo de los impuestos por los condicionamientos familiares, culturales o afectivos.
Cada uno construye su vida eligiendo su camino.